Queridos lectores:
Hemos presenciado una nueva movilización convocada bajo la consigna #Ni Una Menos. En lo que va del año se han reportado 275 femicidios (junio de 2015 a mayo de 2016). Se han producido voces a favor y otras en contra de la marcha pero, en lo que mayormente estamos de acuerdo es que, todos tenemos la obligación de hacer un aporte para el cambio. Desde nuestro lugar, entre otros, podemos promover en nuestros trabajos de prevención con familias, la reeducación de hábitos que promueven la violencia machista.
Podemos identificar que uno de los factores clave para explicar la persistencia de la violencia de género contra las mujeres es la desigualdad. Por esto mismo, el trabajo a realizar debería consistir en acercar al hombre al mundo de las emociones, y a la mujer a que pueda animarse a ocupar terrenos no estereotipados que la colocan en un lugar de desventaja o minusvalía en el mundo laboral, tendríamos que ayudarla a que pueda decidir por ejemplo, carreras menos previsibles desde la óptica de género, dónde puedan elegir ser desde astronautas a enfermeras. Desde esta perspectiva, la decisión de la mujer de ser madre, debería implicar una decisión de la pareja en la que se espera que el hombre cuide de sus hijos en pie de igualdad. Tal como lo plantea el antropólogo e investigador en cuestiones de género Ritxar Bacete, cuando hombres y mujeres se implican en las labores domésticas y de crianza de los hijos, encuentran una oportunidad de oro para crear nuevas identidades masculinas en las que haya menos lugar para la violencia, por que permite empoderar a las hijas y conectar a los hombres con la vulnerabilidad de las mismas. Llevado a experiencias de la vida cotidiana sería algo así como que es mucho mas valioso ver a su padre que plancha para explicar la igualdad de género, que todo un discurso de igualdad entre el hombre y la mujer mientras que, en los hechos ve que su madre es la responsable de su cuidado y su padre pasa la mayor parte de su día trabajando. La idea es ayudar a transformar la representación de paternidad y maternidad, por una de implicancia de la pareja en forma igualitaria tanto en lo quehaceres domésticos y cuidado de los hijos, donde no haya lugar para la utilización de la violencia producto de una educación machista heredada y, lamentablemente, todavía no erradicada.
Elsa Gervasio
@elsigerv
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