Foto: Rodrigo Néspolo | La Nación
Indudablemente estamos conmocionados con el triste suceso de la muerte de los cinco jóvenes en una fiesta electrónica en Costa Salguero. Tenemos que reflexionar y concientizar acerca del hecho del “consumo recreativo”. ¿Es factible pensar que existe realmente recreación en un contexto de consumo? o, mejor, tendríamos que asumir que el contexto recreativo es un contexto más dentro de otros (familia, escuela, comunidad social, etc.).
Es posible que “contexto recreativo de consumo” únicamente este planteado desde la cada vez mayor aceptación social del consumo de drogas en tanto “naturalización”, usualmente encontramos la expresión “todos se drogan, es normal” y, fundamentalmente, debido a una cada vez mayor reducción de la percepción de riesgo. Este último fenómeno se incrementa notoriamente en los jóvenes, para quienes aún disponiendo de información pertinente acerca de consecuencias y efectos nocivos para la salud, desplazan dicha “peligrosidad” hacia terceros: “los que no saben consumir”, “los que usan drogas de mala calidad”, etc.
También debemos interrogarnos acerca del papel que juega tanto la “moda” y “costumbres” haciendo cumplir lo que la sociedad espera que hagan a la hora de divertirse. La publicidad, los diversos actores sociales pertenecientes al mundo del arte (actores, músicos, etc. a imitar), deportistas (formando parte de la vida social nocturna) vinculados al mundo del “consumo cool” con gran llegada al imaginario del joven que quiere trascender y diferenciarse del mundo de los adultos. Estamos inmersos en una imponente “sociedad consumista” en la que el poseer tiene mas peso que el ser en la construcción de la identidad y, que asociado al consumo de drogas puede empujar a “pseudo-construirse” o creer que se construye como persona por lo que se consume. Es muy factible que en los jóvenes se vea una proyección de lo que se espera que sean, puesto que se sanciona fuertemente al diferente. Entre los jóvenes es cada vez más difícil encontrar al que no bebe o no participa, aunque sea en forma experimental en el consumo de drogas de distinto tipo, hasta llegar a “simular” borracheras para no ser apartado.
Finalmente, no debemos dejar de lado la falta de políticas públicas de prevención, siendo paradójicamente las más recordadas las realizadas por una compañía de venta de alcohol que señalaba la importancia de no consumir por parte del conductor responsable, obviamente publicitando la libertad de hacerlo en grandes cantidades por parte de los demás integrantes del grupo.
Como conclusión, debemos trabajar desde los diversos escenarios planteados en este articulo (familia, escuela, comunidad social, medios, estado, etc. primordialmente profesionales de la salud) seriamente y, fundamentalmente, urgentemente si no queremos que este fin de semana se repita indefinidamente.
Mg. Elsa Gervasio
Directora El Reparo Comunidad Terapéutica